Rueda de prensa de presentación de la exposición 'María Buil. El instante atrapado. Tenir l'instant
María Buil Gazol (Zaragoza, 1970) licenciada en Bellas Artes en la Universidad de Barcelona con la especialidad de pintura, ha recibido durante su carrera varias becas como la beca Velázquez en Madrid o la beca Colegio de España en Paris, donde hoy en día reside y trabaja.
María viaja a menudo a visitar a su familia, vuelve a sus orígenes. En Lanaja (comarca de los Monegros) se sitúa la casa familiar, donde además se encuentran los criaderos y parideras de corderos en los que María se ha inspirado para algunas de sus obras, de carácter muy personal. Así como sus huertos y paisajes.
«Estaba esos días pintando grandes lienzos de carnes muertas. Un cordero abierto en canal colgaba delante del caballete. Su padre le había ayudado a despellejar el animal, que para eso entendía mucho de ganado» escribe Cristina Grande en su texto Vencer el miedo.
Por otro lado, el acercamiento a sus raíces le lleva, como indica Antón Castro, a «la experiencia directa del campo y de la tierra» es aquí cuando comienza a pintar hortalizas, flores, frutas y pasteles.
Otro de sus temas recurrentes son los retratos. Ancianos que desvelan en su piel y en su mirada, más allá de lo físico, años de experiencias y vidas. O niños y bebés, en los que la inocencia se manifiesta a través de sus ojos, grandes, asombrados.
Cristina Grande apunta que «para María Buil un cuerpo, una fruta, un árbol, una víscera, son cosas llenas de vida. Lo que ella hace con su pintura es (en sus propias palabras) “sublimar el objeto, aprehender su belleza, intensificar su presencia”». Con esta frase afirmamos que los objetos que María retrata pretenden ser los protagonistas del cuadro, sobre fondos neutros, fantasmagóricos «en su lugar pinta la ausencia, en forma de luz cegadora, que bien podría remitirnos al instante del nacimiento, a la calma después del dolor y el esfuerzo, en el que solo aquello que ha emergido merece nuestra atención».
María pinta del natural, Pepe Cerda señala que lo hace «ante el cadáver» ante cada uno de sus objetos protagonistas captando ese instante «rodeado del tiempo imparable que se desvanece». Por ello, el título de esta exposición María Buil. El instante atrapado es el resumen de su pintura y de su propósito a la hora de pintar. Ismael Grasa anota que «lo que le interesa es la pintura, aquello que sucede al pintar».
Durante estos meses las salas Goya y Saura pasan a ser la sala roja y la sala verde, la primera dedicada a esos estudios del natural de la carne, los corderos, las vísceras y los retratos de avanzada edad. Y la sala Saura o sala verde, dedicada, según Antón Castro, a «la vida y sus placeres», como son los bodegones de verduras, flores, frutas, pasteles, helados, niños y bebés.
La muestra se acompaña de un completo catálogo con textos de Antón Castro, Pepe Cerdá, Cristina Grande, Ismael Grasa y la propia autora.
Salas Goya y Saura
Edificio Paraninfo. Universidad de Zaragoza
2 de marzo | 8 de julio de 2023